Érase una vez la bonita historia de una mujer valiente y con talento y de una madre cocinera que dejó una huella profunda en la gastronomía francesa. Annette Poulard, que recibirá el sobrenombre de la Mère Poulard, formará parte de la historia y del patrimonio del Monte Saint-Michel.
Nacida en 1852, Annette tiene veinte años cuando el Monte Saint-Michel se abre de nuevo al mundo después de haber sido una terrible prisión desde la Revolución francesa de 1789.
También en esta época, la joven Annette dice sí al hijo del panadero del Monte Saint-Michel, Victor Poulard, que será su compañero fiel y discreto a lo largo de su vida, una existencia que Annette Poulard decide consagrar a sus dos grandes pasiones, la cocina y el Monte Saint-Michel.
La tradición de hospitalidad es milenaria en el Monte Saint-Michel : desde la Edad Media, los habitantes del Monte Saint-Michel –los "montois"– acogen a los peregrinos en sus posadas donde estos encuentran refugio y sustento.
Así, de forma muy natural, Annette y Victor abren su posada en 1888 para acoger a los peregrinos y a los amantes de la gastronomía que se dirigen para degustar la cocina de la que a partir de ahora pasará a llamarse la «Mère Poulard».
2 comentarios:
Bonita historia y un lugar muy recomendable, sin duda. Abrazos ;-)
Un lugar muy interesante para visitar y con mucha tradición.
saludos.
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