martes, 27 de julio de 2010
jueves, 22 de julio de 2010
miércoles, 21 de julio de 2010
lunes, 12 de julio de 2010
martes, 6 de julio de 2010
lunes, 5 de julio de 2010
La Olmeda
La monumental fachada del edificio, flanqueada por dos torres de forma octogonal, se abre al mediodía. Traspasada ésta, se accede al interior del palacio por un vestíbulo cuyo mosaico se conserva prácticamente intacto. Al fondo del vestíbulo, dos columnas marcan la separación entre él y una amplia galería transversal en cuyos extremos convergen otras con bellos mosaicos geométricos, que son el acceso a las principales habitaciones de la mansión. Las orientadas al saliente, de mayor importancia y suntuosidad, se identifican como alcoba, pequeño comedor, y sala de recepciones, y conservan espléndidos mosaicos. Entre las orientadas al poniente, el gran comedor es la principal, con reformas de época romana que acrecientan su interés arqueológico. El mosaico de la sala de recepciones es uno de los principales mosaicos conservados en España: Piedras de diminuto tamaño y diversidad de color se van ordenando armoniosamente hasta formar escenas. Cazadores a pie y a caballo que acosan a diversos animales, héroes de la antigüedad clásica que nos relatan sus viejas leyendas, y un friso, entre ánades silvestres heráldicos y delfines, en el que los dueños del palacio se inmortalizan en retratos en los que el arte del mosaico alcanza su culminación.
Villa romana de La Olmeda
Descubierta en 1968, la Villa Romana La Olmeda, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo romano hispánico. Se trata de una gran mansión del Bajo Imperio (s. IV d.C.), cuyo edificio principal de planta cuadrada flanqueada por dos torres, se dispone en torno a un patio central y peristilo al que se abren las distintas dependencias, la mayoría de ellas con pavimentos de mosaicos. El salón principal u “oecus” de 175 m2 conserva en muy buen estado uno de los principales mosaicos del mundo romano en el que se pueden contemplar dos escenas; la principal narra el conocido episodio de Ulises en Skyros, orlado por una bella cenefa con una serie de retratos, probablemente de los dueños de la mansión. Bajo el tema principal una cacería de gran realismo.